miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los Raptores.

Saludos a todos.
Les presento LOS RAPTORES, obra del año 2010, realizada con tinta china y bolígrafos sobre papel canson.
Su medida es de 23X31,5 cm.
La obra se realizó como participación en un estupendo blog amigo llamado UNA IDEA MUCHO ARTE, blog al que les invito, y les anticipo que quedarán gratamente sorprendidos por su original concepción..
El enlace:
http://unaideamuchoarte.blogspot.com
La propuesta de julio-2010 era la de tomar como referencia dos unicos elementos, una goma de borrar Milan-430 y un lapiz Staedtler Noris....



A partir de ahí, cada autor es libre de componer lo que estime oportuno..las posibilidades son infinitas.
En mi caso, tuve el honor de ser seleccionado por la critica de arte de ese Blog, Eva Magallanes
autora también de otro interesante blog:
http://lacalarealidadyficcion.blogspot.com/
y que, en esta ocasión, dedicó su análisis a mi humilde aportación.
Mi mas sincera gratitud desde este espacio...
Les dejo a continuación la critica a la obra.
Un abrazo a todos...!!!
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Eva Magallanes:


Que Una Idea, Mucho Arte proponga a una goma y a un lápiz como los detonadores de esta convocatoria, me trae a la mente un precepto que como tal tiene de sentencia y de dogma. Y si bien no suelo ser apegada a mandamientos inamovibles, en este caso adhiero. No hay buen oficio para un pintor sin haberse fogueado en la experiencia del dibujo, y de la manera más pura y parca, más exenta de ayudas accesorias, más exigente con la mano y la  mirada: tan sólo con una goma y un lápiz.

Pepe Valera introduce un enfoque emparentado con la ilustración, el comics, el pasquín; convirtiendo la sequedad icónica de estos elementos en una escena fantástica, provocadora, llamativa y  excéntrica; repleta de  curiosos y elocuentes detalles que parecen ser  una fotografía al interior de una cuantiosa secuencia fílmica, el fragmento de una jugosa y ecléctica historia abigarrada de referencias semánticas que la convierten en un entramado de personajes y elementos que, siendo fácilmente identificables,  suscitan de igual modo, un desconcertante extrañamiento: el convocador asombro que provoca la unión de lo que unido no hemos visto antes. En tal sentido, Los Raptores se organizan como si fueran una reconstitución dadaísta  y el absurdo que proponen no se establece solamente como obra verosímil, si no que instala asimismo  un  grado simbólico para su lectura, cual si se tratase de una Alegoría del Oficio  Plástico y sus Ejecutores. Los contenidos son protagónicos y desde allí se trata de una pintura "literaria" que incluye en sus recursos a la Personificación, claramente visible en el lápiz y en la goma, animados como en un cuento o un filme infantil,  que de objetos pasan a ser seres  en este mundo de analogías y transmutaciones donde los datos visuales -inmediatos y literales- abren  el acceso necesario para pasar desde dicho plano perceptivo, al plano de la percepción simbólica de los mensajes. Dicho en términos de Panofsky: desde la descripción iconográfica a la interpretación iconológica de las formas.

El cruce abundante y feroz de sugerentes referentes, entrega una imagen abierta a una multiplicidad de interpretaciones que pueden ser equívocas, ambiguas y contradictorias, fuente de relatos que el espectador puede devolver al autor en una reciprocidad envolvente, creativa y enriquecedora. He aquí uno de los infinitos posibles:

Sobre una espuma de volutas jónicas -decorativas, secuenciales y esquemáticas- como si desde un vasto océano apareciese una construcción perdida en el tiempo... emerge este escenario que bien podría ser un baño de catárticos poderes... un huevo se derrite a la usanza de los relojes de Dalí,  la Milan 430 cual vestigio arqueológico ostenta su propia efigie y sentado y amordazado el Staedtler Noris 120 cierra los ojos, resignado. Con su mano de Nosferatu sobre la goma-piedra, este Jason Voorhees de las artes plásticas,  muerto viviente urbano y tribal, ha trocado el machete por el grafito; sus flechas son afilados lápices y lleva bien aperado su carcaj. Mas, en esta ocasión, el botín no será usado para la captura de mundos y submundos, no se librará la batalla de la creación y, por sobre su máscara multihomicida caen las lágrimas que pregonan la tragedia que se perpetrará y que el mismo ha propiciado. Su acompañante, mitológico Shivá alienígeno de abrigo-caparazón y orejas de Lucifer,  los triturará como un demoníaco dios que destruye a sus hijos. ¿Es que estos amados compañeros, primeros implementos para acercarse al arte visual ya son sólo arcaicos adminículos bajo el sino de un holocausto?, ¿petrificar la goma y colocar mordaza al lápiz, el imperativo de un sistema al que no le sirven ni los artistas ni la producción plástica? ,¿es que estos captores son en realidad los capturados, seres ajenos, raros y excepcionales sumidos en la normalidad de la estructura imperante?

Y es el aspecto relacional de lo plástico vs lo narrativo, perenne conflicto en las artes visuales, el que se manifiesta intensamente en este trabajo, Valera  lo instala y lo resuelve allí acertadamente sin que la pintura se convierta en libro, sujeta la narración en un soporte estético que nos muestra su espertice en el dibujo con  materiales difíciles de domar como los bolígrafos y las tintas chinas, consiguiendo atractivos matices cromáticos y una amalgama de signos y figuras donde lo imaginado resulta ser una realidad convincente que desata el pensamiento alegórico, en tanto, como planteó Pedro Calderón de la Barca "un espejo que traslada lo que es con lo que no es, y está toda su elegancia en que salga parecida tanto la copia en la tabla, que el que esté mirando a una piense que esta viendo entre ambas